Carta del Presidente

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Estimado Accionista

Los mercados mundiales de acciones tuvieron un ejercicio 2018 complicado en el que coincidieron factores de distinta naturaleza, como la desaceleración en el crecimiento económico mundial, el Brexit, la tensión en el precio del petróleo, la tensión arancelaria entre Estados Unidos y China o el desafío presupuestario en Italia. Las Bolsas europeas acumularon rentabilidades negativas generalizadas, con una excepción, y se movieron en un entorno de volatilidad muy reducido que redundó en unos bajos niveles de negociación.

Más de una década después del inicio de la crisis financiera mundial, las actuaciones de las Autoridades Monetarias de las principales áreas económicas mundiales siguen manteniendo un gran protagonismo y sus decisiones continúan marcando pautas decisivas para el devenir de los mercados.

Balance de actividad bursátil

El año comenzó prolongando el optimismo con el que había concluido 2017. Sin embargo, el resultado final del IBEX 35 muestra un descenso del 15%. A pesar de ello, la capitalización total de las empresas cotizadas en la Bolsa consiguió mantenerse por encima del billón de euros, una valoración que se conserva en los tres últimos ejercicios.

El descenso de la volatilidad a niveles históricamente bajos influyó en todos los mercados en descensos de los niveles de contratación.

La Bolsa española mantiene una posición de liderazgo entre los mercados desarrollados en la rentabilidad para el accionista en forma de dividendos y otros pagos, siendo uno de los factores que más atraen tanto a inversores particulares como institucionales, extranjeros o nacionales. En 2018 las empresas cotizadas han repartido a sus accionistas 30.105 millones de euros en dividendos, devolución de aportaciones por primas de emisión y reducción de nominal, un 6,6% más que en el año anterior. De acuerdo con datos internacionales comparables publicados por MSCI, al cierre de 2018 la rentabilidad por dividendo de la Bolsa española se situaba en el 4,6%, situándose en el grupo de las cinco primeras por este concepto entre las Bolsas mundiales desarrolladas.

La base inversora de la Bolsa española se ha mantenido amplia y diversificada, con los inversores extranjeros como grupo más importante, con un 46% de participación en el capital del conjunto de compañías cotizadas, de acuerdo con datos de cierre de 2017 que suponen un récord histórico. Gracias a la confianza de los inversores, la Bolsa española ha ocupado tradicionalmente una posición relevante en el concierto internacional en materia de financiación a las empresas en forma de capital y, así, desde el año 2000 se han canalizado nuevos flujos de financiación e inversión con acciones por un valor cercano a los 780.000 millones de euros.

Aumenta la financiación vía mercado

El mercado de salidas a Bolsa no atravesó, desde luego en Europa, su mejor momento en 2018. A pesar de ello, en nuestro país 28 nuevas compañías fueron admitidas a negociación a lo largo del ejercicio: 5 se estrenaron en Bolsa y las 23 restantes, en el MAB. Teniendo en cuenta también las ampliaciones de capital, el volumen de fondos canalizados a la Bolsa se situó por encima de los 15.000 millones de euros en el conjunto del año.

En los últimos ejercicios los mercados de valores han ganado peso en las vías que utilizan las empresas para financiarse. La estructura de financiación de las cotizadas está reflejando así una transformación estructural relevante. El crédito bancario representa hoy un tercio de los pasivos financieros de las grandes cotizadas, cuando hace sólo 7 años era la mitad.

Los mercados alternativos MAB y MARF han desempeñado un papel importante en el proceso de búsqueda de nuevas fuentes de financiación vía deuda y capital. En ambos casos, han facilitado a las empresas de menor tamaño la obtención de recursos para afrontar sus proyectos y fortalecer sus balances. Los dos mercados cerraron un año muy positivo al ser elegidos por numerosas compañías para captar nuevos recursos y sanear su situación financiera.

El MARF ha vuelto a destacar por su crecimiento y su papel dinamizador de las nuevas alternativas de financiación empresarial en España. Desde su creación 57 empresas han acudido a él para financiarse y 12 de ellas lo han hecho por primera vez en 2018 con emisiones de bonos y pagarés. El MARF terminó 2018 con un volumen emitido total de 6.359 millones de euros, un 60,1% más que el total emitido en 2017, y cerró el año con un saldo vivo de 3.330 millones de euros, un 50,1% más que el año anterior.

En el MAB se negocian ya más de 100 empresas y ha financiado por encima de los 1.000 millones de euros.

Resultados y dividendo

En este contexto, BME cerró 2018 con un beneficio neto de 136,3 millones de euros, un 11% menos que el año anterior.

Se somete a la Junta General de Accionistas la aprobación de un dividendo complementario de 0,57 euros por acción.La compañía mantuvo y mantiene su compromiso de ofrecer la mejor retribución posible al accionista y distribuye el 96% de sus beneficios.

Ratios financieros

Su sólido modelo de negocio y el éxito de las políticas acometidas para reducir la dependencia de los volúmenes en la generación de ingresos permitió a la compañía amortiguar el impacto en resultados de un contexto de bajada de las cotizaciones, reducida volatilidad y descensos en la contratación.

La ratio de ingresos no ligados a volúmenes se situó en el 122% a cierre de año, en tanto que los indicadores de gestión siguieron situándose en niveles por encima de sus comparables. La rentabilidad sobre recursos propios alcanzó el 33,1%, 13,5 puntos por encima de la media de otros operadores de mercado, mientras que el indicador de eficiencia despidió el año en el 38,8%.

Plan estratégico 2019-2021

Las incertidumbres que afectaron a los mercados en 2018 siguen presenten y las dudas sobre su evolución en los próximos meses no se han disipado. Por otra parte, BME se enfrenta a una realidad compleja y a un entorno regulatorio cada día más exigente que le supone nuevos retos para adelantarse a las necesidades de sus clientes.

Para abordar esta situación, BME presentó a los inversores el pasado 4 de octubre su nueva hoja de ruta para los próximos tres años. El Plan estratégico está apalancado en el sólido modelo de gestión de la compañía y en la fortaleza de su balance. El objetivo es reforzar los negocios tradicionales y abordar nuevos proyectos ligados a la actividad tradicional con el objetivo de obtener un crecimiento anual del 4% en los ingresos y del 6% en los beneficios. Para la consecución de este plan se abordarán con prudencia operaciones corporativas que tengan encaje estratégico con el resto de actividades de la compañía. Todo ello, con el compromiso de mantener su política retributiva para el accionista.

BME afronta esta nueva etapa con la vista puesta en la transformación tecnológica, pero sin renunciar a sus valores de solidez, transparencia y seguridad que siempre han sido su principal seña de identidad.

Muchas gracias,

Antonio J. Zoido