La próxima gran idea de negocio

Emprender por tu cuenta, montar un negocio y ganar dinero con tu propia startup: quizás sea esta la mayor libertad que ofrece nuestro sistema económico. Un sistema que, en esencia, no es más que la interacción de dos fuerzas: la oferta y la demanda, o dicho de otro modo, las empresas y los clientes.

Un conocido concepto económico afirma que toda nueva oferta de productos y servicios crea su propia demanda. Los smartphones son un buen ejemplo de ello: nadie los pidió, pero hoy nadie puede vivir sin uno. Pero ¿cómo se llega a una nueva oferta de producto o servicio? ¿Cómo se llega paso a paso a una buena idea de negocio y a tu propia empresa?

Una startup solo crea su propia demanda cuando una nueva idea de negocio satisface una o varias necesidades del consumidor, o lo hace significativamente mejor que los proveedores existentes. Esto significa que quien quiera fundar una empresa debe primero desarrollar una idea de negocio propia y pensar cómo puede crear una oferta de productos y servicios que conquiste y retenga duraderamente a los clientes.

Quien desee montar un negocio pero aún no haya encontrado una buena idea de negocio, también puede abordarlo de forma sistemática. Un buen consejo es hacerse una serie de preguntas:

El camino hacia la libertad del autoempleo comienza con tus propias habilidades, ya que estas pueden conducirte a nuevas ideas de negocio. Se trata simplemente de reconocer en qué eres bueno, qué te gustaría hacer, dónde están tus talentos creativos o sobre qué temas tienes un conocimiento profundo. Muchas de las mejores ideas de negocio duermen en tus propias capacidades. Pero una inspiración decisiva para una idea de negocio también puede surgir de todo aquello que te irrite una y otra vez en la vida cotidiana, tanto a ti como a otros consumidores. Lo que nos lleva a la segunda pregunta.

Hoy en día, resulta difícil imaginar una oficina sin las notas adhesivas amarillas. Arthur Fry, un científico estadounidense, tuvo la idea de negocio de las Post-it cuando, cantando en el coro de su iglesia los domingos, le molestaba que al abrir su himnario se le cayeran los marcadores de página. Eso le hizo acordarse de un nuevo adhesivo que había inventado un colega suyo, pero para el cual aún no se había encontrado una aplicación comercial en la empresa en la que trabajaban. A partir de ese momento, no pasó mucho tiempo hasta que en 1980 salieran al mercado las primeras notas adhesivas amarillas. Aunque la dirección de 3M —la empresa para la que Fry desarrolló el producto— no estaba muy convencida al principio, las Post-it se convirtieron finalmente en un éxito rotundo. Este ejemplo ilustra que una idea de negocio exitosa no tiene por qué ser especialmente compleja, sino que puede simplemente resolver una molestia que afecta a muchas personas. De ahí que muchos pequeños negocios rentables se hayan originado en este tipo de observaciones cotidianas.

Otro enfoque puede ser pensar en lo que preocupará a la sociedad mañana. ¿Cómo será la vida dentro de una década? ¿Qué será importante para las personas? A partir de estas y otras preguntas similares, puedes intuir hacia dónde se dirige la demanda existente y futura por parte de los consumidores, dónde surgirán nuevas empresas y qué productos y servicios podrían ofrecer. Sostenibilidad, protección del medioambiente y la proyección demográfica de que cada vez más personas vivirán más años son temas centrales en este momento. Tienen un impacto masivo en nuestra sociedad, especialmente en el sistema de salud y cuidados, pero también en el tráfico, el transporte y los métodos de construcción. Las pequeñas empresas pueden encontrar aquí una fuente importante de inspiración. También la inteligencia artificial está comenzando a ayudar a las empresas a ofrecer servicios personalizados y automatizar tareas, creando nuevos modelos de negocios digitales.

No es necesario tener un negocio completamente nuevo o una idea de startup revolucionaria para entrar al mercado. La idea de negocio para tu propia empresa puede incluso basarse en un oficio antiguo que adaptes para satisfacer una demanda emergente. Tomemos como ejemplo el oficio de peluquero. Ha sido solo recientemente que los estilistas han empezado a dirigirse al sector masculino (y barbudo) de la población. Las tendencias de moda han hecho que los hombres dejen crecer sus barbas, y esta corriente ha avivado la vanidad masculina desde hace algunos años. En línea con esto, actualmente están surgiendo muchas barberías, sobre todo en zonas urbanas. Desde el punto de vista de la economía clásica, las startups en este sector han desarrollado un servicio ya existente y lo han ajustado para un nuevo grupo objetivo.

Muchas ideas exitosas de startups triunfaron precisamente porque mejoraron un producto ya existente. En términos económicos, esto significa que el fundador tuvo una idea de negocio sobre cómo satisfacer mejor una necesidad específica. Incluso pudo haber desarrollado una nueva tecnología para lograrlo, como hizo James Dyson. El ingeniero británico ideó su famosa aspiradora sin bolsa e inventó la tecnología de “doble ciclón” que la impulsa. Cuenta la leyenda que siempre le molestó que la potencia de succión de las aspiradoras convencionales disminuyera a medida que se llenaba la bolsa de polvo. Pasó más de 15 años perfeccionando una alternativa, y tras desarrollar 5.127 prototipos, finalmente lanzó el primer modelo al mercado y fundó su empresa en 1983. Hoy Dyson emplea a más de 12.000 personas y genera unos 5.000 millones de euros anuales en ventas. Mejorar lo que ya existe también se puede aplicar a negocios online y venta de productos digitales, donde pequeños ajustes pueden marcar una gran diferencia.

No solo se pueden mejorar productos, también servicios. Las ideas exitosas para startups pueden estar literalmente en la calle. Si en una ciudad universitaria aún no hay cafeterías asequibles con WLAN y enchufes cerca del campus, podría ser una idea innovadora abrir una. Tal vez en lugar de cobrar por el consumo de café, se cobre por el tiempo de estancia o el uso de electricidad. Un consejo: a veces no hace falta ni siquiera una idea innovadora. A veces basta con ofrecer más de lo mismo. Abre una guardería en un barrio urbano donde se estén mudando muchas familias jóvenes pero solo exista un centro similar. O abre un servicio de atención domiciliaria en otro lugar poco atendido donde vivan muchas personas mayores. Si la nueva guardería tiene un jardín —a diferencia de la otra— o si el servicio de atención funciona con métodos más eficientes, ¡mejor aún!

Cuanto mejor satisfaga una buena idea de negocio la demanda, mayores serán las probabilidades de que el emprendedor tenga éxito. Por eso, el segundo gran paso en el camino hacia el autoempleo es analizar con precisión el mercado. ¿Cuánta competencia tiene mi idea de negocio? ¿Cómo puedo operar de manera más eficiente? ¿Está mi modelo de negocio alineado con las tendencias de negocios digitales? ¿Cuál es mi plan de negocio? ¿Cuánto están dispuestos a pagar los clientes potenciales por mi producto innovador o mi servicio creativo?

Cuanto más sepa una startup sobre el grupo objetivo para el cual quiere ofrecer servicios o vender productos, mejor podrá ajustar el diseño, la promoción y los precios de su oferta. Comprender cómo emprender un negocio y tener claro desde el inicio qué problema resuelve y cómo lo hace mejor que otros es clave para el éxito.

Y recuerda: las mejores ideas de negocio no siempre surgen de la nada. Se construyen con observación, análisis y una buena dosis de pasión emprendedora.